La última exposición de Susana García Ungo y Erica Landfors cerró sus puertas el 26 de marzo. Para l@s que no tuvisteis la ocasión de verla en vivo, publicamos aquí una pequeña muestra. Al final del artículo hay un enlace que os permite descargar el catálogo en pdf.
Lugar: Sala Coll Alas, Gandía (Valencia), España
Fechas: 26 de febrero al 26 de marzo de 2016
Artistas: Susana García Ungo y Erica Landfors

Expo “Frágil” con Susana García Ungo y Erica Landfors. En primer plano la instalación “Noviembre” de Susana García Ungo.

Detalle “Noviembre” de Susana García Ungo. Foto: Oscar Camarena
Texto de la cartela de “Noviembre”: “El 25 de Noviembre se celebra el día contra la violencia
machista. Sólo en el mes de Noviembre del 2015 9 mujeres han sido asesinadas a manos de sus parejas o ex parejas en España.”

“Mía” de Erica Landfors. Foto: Oscar Camarena.
El texto de la cartela de “Mía” dice: “El sexismo es la raíz de la violencia hacia las mujeres. Es un sistema de prejuicios contra la mujer. De allí viene la idea que la mujer es subordinada al hombre. Y de allí que un hombre maltratador puede considerar a ‘su’ mujer como una posesión más, de la que dispone y puede tratar como a él le da la gana. La mujer no es una igual, sino una cosa más de sus posesiones.”

“Agujas de memoria” de Susana García Ungo. Foto: Oscar Camarena.
Cartela de “Agujas de memoria”: “Obra expuesta en la exposición de la Asociación Generando Arte “Desterradas hijas de Eva”, que toma su nombre del homónimo libro de Consuelo García del Cid, en el que esta autora denuncia los malos tratos sufridos por miles de mujeres en los preventorios y reformatorios del franquismo y el escándalo de los niños robados.”

Detalle de “Agujas de memoria” de Susana García Ungo. Foto: Oscar Camarena.

“Amor no es igual a Dolor” o “Cómo crear una ángel que no sepa volar” de Erica Landfors. Foto: Oscar Camarena.
Cartela de “Amor no es igual a Dolor”: “Las ramas de abedul, a parte de servir como adorno en las casas suecas en Pascua, también es una “herramienta de educación” con una larga historia. Las niñas y los niños que según sus padres no se habían portado bien o no habían mostrado el debido respeto a los adultos recibían latigazos en el culo desnudo con “riset”, las ramas de abedul. La idea del maltrato físico como herramienta de educación se justificaba y se basaba en parte en la religión cristiana y los versículos de la Biblia que recomiendan estos métodos. El maltrato físico a los niños se prohibió en Suecia por ley en el 1979.”

“Sin título”.Serie “Retrato de una niña buena” de Erica Landfors.

Detalle de S/T Serie Retrato de una niña buena de Erica Landfors. Foto: Oscar Camarena.

“Desde el umbral de un sueño” de Susana García Ungo. Foto: Oscar Camarena.
Texto de la cartela de “Desde el umbral de un sueño”:
“Desde el umbral de un sueño me llamaron…
Era la buena voz, la voz querida.
Dime: ¿vendrás conmigo a ver el alma?….
Llegó a mi corazón una caricia.
Contigo siempre….Y avancé en mi sueño
por una larga, escueta galería,
sintiendo el roce de la veste pura
y el palpitar suave de la mano amiga.
Antonio Machado”
El prólogo del catálogo está escrito por el psicoterapeuta Péter Szil. Dice lo siguiente:
“En mi profesión, por mucho que se hable del ‘arte’ de la psicoterapia, la vena artística, en cuanto expresión máxima de la individualidad, debe subordinarse al servicio de las personas. Por eso agradezco las oportunidades de colaborar con artistas “de verdad”, sea ofreciéndoles un marco terapéutico inspirador para la creación artística, sea prologando sus obras. Al igual que en mi trabajo mis comentarios deben ser útiles para que las personas puedan interpretar su propia realidad, al escribir sobre obras artísticas debo cuidar que mis comentarios no interfieran autoritariamente con las interpretaciones personales del público pero sí puedan ofrecer puntos de vista y contextualizaciones que amplían la mirada personal hacia lo que nos une cultural y socialmente. Por eso en lugar de valorar e interpretar la creación artística de Susana García y Erica Landfors me limitaré a señalar un aspecto de su labor que tiene mucho en común con el trabajo terapéutico: la capacidad de empoderamiento que hay en hacer visible la fragilidad.
Este aspecto va más allá de la relación entre fragilidad y fuerza, cualidades humanas que funcionan como el ‘complementario, que marcha siempre contigo, y suele ser tu contrario’ a cuya búsqueda nos anima Antonio Machado. Esa relación ha sido destacada varias veces como parte del proceso artístico. El también artista plástico Josep Ginestar escribió recientemente sobre la obra de Susana García:
«En apariencia son trabajos […] asociados a la tradicional sensibilidad “femenina” […] Pero […] todo ese universo frágil y delicado no es más que la envoltura de una tensión poderosa, de una memoria persistente, de un deseo de lucha.»
Nunca está de más recordarnos que ni la sensibilidad ni la fuerza son monopolios de un sexo u otro, y que las personas artísticamente dotadas pueden ser nuestros modelos en que esas dos cualidades pueden existir y manifestarse a la vez.
Ahora, de la misma manera que una persona fuerte no necesariamente está empoderada, tampoco una obra artística cargada de fuerza necesariamente es empoderadora. “Empoderamiento” es la “Adquisición de poder e independencia por parte de un grupo social desfavorecido para mejorar su situación”, o sea un proceso colectivo.
En mi trabajo muchas veces me encuentro con el reparo de ¿por qué es necesario conectar con nuestra fragilidad y las heridas que se nos han infligido abusando de esa fragilidad, máxime cuando en el “mercado” terapéutico se ofertan muchos atajos hacia la fuerza a través de pensamientos positivos y afirmaciones? Pero precisamente por mi trabajo sé que la fuerza que no está anclada en la vivencia de lo frágil que somos fácilmente se convierte en fuerza sobre el otro, la otra, en lugar de ser la sólida base de una fuerza personal capaz de conectar con las necesidades de otros seres frágiles, y, consecuentemente, servir su empoderamiento.
Susana García y Erica Landfors habían topado en sus respectivas historias personales y colectivas con la fragilidad de las mujeres y de las niñas, los grupos más desfavorecidos y desempoderados por el patriarcado, y han elegido plasmar esa fragilidad en representaciones simbólicas capaces de conectar con las vivencias de muchas personas. Encomiendo a las y los visitantes de esta exposición que se sumerjan en la belleza con la que estas vivencias están representadas. Que descubran la belleza de la fragilidad misma. Que tras haber mirado las obras expuestas se miren y miren a las demás personas dentro y fuera de la exposición. Que descubran en ellas los signos de la fragilidad y que practiquen observarlos con esa mirada tan llena de ternura que las dos artistas nos enseñan. Falta nos hace aprender a mirar así, si entre todas y todos queremos crear un mundo cómodo para lo que somos: seres frágiles.
Budapest, 3 de febrero de 2016
Péter Szil, psicoterapeuta